En toda sociedad, todo aquello que escape a lo conocido puede generar temor o entusiasmar, pero jamás pasa desapercibido, sobre todo si lo novedoso apunta a generar algún tipo de revolución.
LecturaEn el caso de la literatura, el avance de la tecnología ya ha comenzado a modificar ciertos hábitos de lectura porque, a diferencia de lo que ocurría hasta hace algunas décadas, en la actualidad existen libros digitales y numerosas aplicaciones que permiten complementar y enriquecer el ejercicio literario.
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A los cambios no hay que tenerles miedo, pero sí hay que conocerlos y analizarlos para evitar que éstos nos sorprendan con efectos indeseados.
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Frente a la aparición del ebook, por ejemplo, no se debe adoptar una actitud de rechazo, sino predisposición para conocer sus características. Sólo con información se puede comparar este formato con los libros tradicionales, por eso es necesario saber de qué se trata el invento aún cuando uno no desee utilizarlo.
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Se prefiera o no acercarse a la literatura desde un dispositivo digital, todos los lectores deberían saber esta nueva forma de lectura obliga a permanecer un buen número de horas frente a una pantalla electrónica.
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Si bien es cierto que en el desarrollo de estos terminales ha sido contemplado el tema de la visión y su diseño no es contraproducente para los ojos, los expertos aconsejan no utilizarlos en caso de estar cansado. Además, para evitar consecuencias que puedan poner en riesgo la salud visual se recomienda utilizar el dispositivo a una distancia aproximada de entre 35 y 40 centímetros, parpadear con frecuencia para impedir la sequedad ocular y ubicar la pantalla fuera de los reflejos lumínicos.
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Si se toman ciertas precauciones a la hora de leer y se realizan chequeos periódicos de la vista, ni los libros tradicionales ni los flamantes formatos digitales se convertirán en un enemigo de sus ojos.