U
na de las preguntas que nunca faltan en entrevistas a escritores es: ¿Cuáles fueron las razones que lo llevaron a escribir? En este artículo indagaremos acerca de la importancia que tiene para un escritor su vocación y las múltiples razones que pueden llevar a alguien a dedicarse a escribir.

Escribir para entender la existencia
La literatura es un arte y como tal exige una entrega desinteresada. Pese a que se trata de algo espontáneo nacido de forma genuina de una necesidad, detrás de lo “bonito” de esta actividad hay un arduo trabajo sin el cual las obras no llegarían nunca a ser lo que son.
Las razones por las que un escritor es escritor y no músico o dependiente en una tienda pueden ser muchas, pero todas parecen llevarnos al mismo sitio, a la imposibilidad que tiene alguien que nace con el talento o el afán de escribir de vivir sin hacerlo.
Algunos escritores aseguran que escriben porque no saben expresarse eficazmente a través del habla y como la necesidad de expulsar lo que no se puede decir con palabras es tal deciden hacerlo escribiendo; otros se abocan a la escritura para conocerse, para entenderse y para interpretar su entorno, o bien para crear nuevos mundos y escapar de la cruda realidad que los rodea.
¿Por qué escriben Pamuk, Volpi, Montero y Vargas Llosa?
El autor de “Me llamo rojo” y “La maleta de mi padre” y ganador del Premio Nobel de Literatura 2006, Orhan Pamuk, expresa que son varias las razones que lo llevaron a escribir y entre ellas enumera: una necesidad innata a hacerlo, el convencimiento de que es esta la forma que tiene de cambiar la realidad, el temor a ser olvidado y la fe en la literatura como motor para el cambio; además dice que nunca ha sabido ingeniárselas para ser feliz y cree que escribir lo llevará a conseguirlo.
Jorge Volpi y Rosa Montero estuvieron hablando de este tema en un taller de escritura de la última Feria del Libro de Guadalajara. Ambos coincidieron en que no se escribe para decir nada sino para aprender algo, no para soltar “mensajes sesudos” sino para entender emociones o teorías que palpitan a tu alrededor.
Además la autora española dijo que ella escribe de la misma forma que respira, se trata de una necesidad esencial en ella, no puede vivir sin hacerlo. Se llama a sí misma, por todo esto, una escritora orgánica y agrega que desde que se recuerda viva puede verse escribiendo.

La novela es mi manera de vivir, la forma en la que me relaciono con la realidad. Si se me acabara ese tumulto de ensueños narrativos, ¿cómo me las iba a arreglar para seguir levantándome de la cama todos los días?
Rosa Montero es una escritora orgánica
Por otro lado, el último Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, dice que empezó a escribir porque luego de aprender a leer sintió tanto placer por la lectura y le permitió vivir experiencias tan significativas que necesitó volcar toda esa felicidad que lo embargaba de alguna forma. Al principio escribir fue una vía de escape para todas esas emociones pero más tarde se convirtió en su forma de vivir, en la actividad central que tomó el control y la organización de toda su vida. Todo esto se volvió tan profundo tan imprescindible que asegura que no podría concebir su vida sin la escritura y sin su complemento indispensable, la lectura.
La entrega de un escritor debe ser completa
Pese a que nos han quedado millones de escritores y escritoras en el tintero y con ellos vastas y originales razones para dedicarse a la literatura, podemos atrevernos a decir que el elemento común que existe entre los literatos es la pasión, ese fuego interno que les exige que lo dejen todo sin temor porque las letras pueden completar su existencia. Sin embargo, como en la vida nada es color de rosas, para llegar a ser un escritor que valga la pena es importante que todo ese fuego que sientes lo alimentes.
La cantante lírica, Cecilia Bartoli, en una entrevista estableció una simple comparación: “El talento es lo mismo que una piedra, si se la pule pacientemente puede llegar a convertirse en una hermosa escultura pero si se la abandona, puede pasar desapercibida en una playa llena de otras piedras similares a ella”.
La escritura, pues, exige de los escritores no sólo afición y amor sino también una entrega difícil, les exige ser pacientes, perseverantes, constantes, y tener la disciplina y el aguante suficientes para no darse por vencidos ante las vicisitudes que conlleva esta actividad.
Si eres un amante de las letras, si crees que necesitas escribir, no dudes en hacerlo; pero recuerda que sólo se consiguen grandes logros después de un importante esfuerzo, así que debes estar dispuesto a esperar y trabajar incansablemente en cada una de tus creaciones.