En 1874, el escritor ruso Fiódor Dostoievski decidió dejar de redactar los contenidos del semanario “El ciudadano” (medio en el que había comenzado a colaborar tras finalizar el relato conocido como “Los demonios”) y retomar su actividad como novelista.
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El adolescenteDespués de evaluar las ofertas que le habían acercado desde “El mensajero ruso” y “Memorias de la Patria”, el también creador de “Los hermanos Karamázov” y “El eterno marido” resolvió confiar en la propuesta de su amigo Nikolái Nekrásov y dio inicio a la elaboración de un relato que, meses más tarde, sería presentado en sociedad bajo el título “El adolescente”.
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Las ventas generadas por ese material que, con los años, sería traducido a una gran cantidad de idiomas beneficiaron a la familia de Dostoievski en materia económica, aunque este logro profesional resultó opacado por cuestiones dolorosas que marcaron para siempre al autor, tales como la muerte del editor de esta obra y el deceso del pequeño Aleksei, uno de los hijos que Fiódor tuvo junto a Anna Grigórievna.
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En ese libro, el escritor volcó frases interesantes entre las cuales no se puede dejar de mencionar a la que reza: “El amor por la humanidad debe entenderse como amor por aquella humanidad que uno mismo ha creado en el alma”. Si bien “El adolescente” no es uno de sus trabajos más sobresalientes, para quienes tienen a Dostoievski entre sus novelistas preferidos se trata de un relato de lectura obligada que puede llegar a sorprender, por su contenido, a más de un aficionado al mundo de las letras.
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Si en los últimos años se han sentido cautivados por títulos como “Crimen y castigo”, “Noches blancas”, “Pobres gentes”, “El doble”, “Memorias del subsuelo” y “El idiota”, entonces descubrir entre viejos libros esta creación de Dostoievski será una agradable sorpresa para muchos de ustedes.