Las almas inquietas que aman los misterios y acostumbran leer materiales literarios donde se plantean desafíos y existen enigmas por resolver no deberían dejar de conocer las vivencias de Sherlock Holmes, un inteligente y hábil detective asesor que se gestó en 1887 en la mente de un gran escritor.
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El signo de los cuatroAunque sólo es una criatura de ficción, este investigador inventado por Sir Arthur Conan Doyle logró imponerse en el mundo entero como un referente en el campo de las investigaciones y la resolución de misterios.
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“Estudio en Escarlata”, una novela publicada en julio de 1887, fue el primer trabajo de Doyle que tuvo como protagonista al famoso detective. A esos libros le siguieron “El signo de los cuatro”, “El sabueso de los Baskerville” y “El valle del terror”.
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El segundo relato mencionado, según se desprende de algunos antiguos datos, nació en 1889, en el marco de una cena entre Arthur Conan Doyle, Oscar Wilde y Joseph Marshall Stoddart, el editor de la revista estadounidense “Lippincott”�s Magazine”.
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Durante esa velada, el padre de Holmes se comprometió a elaborar un relato que tuviese al investigador como protagonista y así nació “El signo de los cuatro”, una de las tantas propuestas interesantes de Doyle.
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Un crimen enigmático es, como podrá imaginar más de un fanático de Sherlock, la base argumental de este libro que invita al lector a conocer el problema de Miss Mary Morstan, una muchacha que desconoce desde hace una década el paradero de su padre y que, una vez por año, suele recibir una cajita con una valiosa perla en su interior.
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Acción, razonamientos lógicos al servicio de la resolución de un caso misterioso, amor y aventuras son algunos de los elementos que ayudan a que esta novela sea atractiva aún cuando ya han pasado más de cien años desde su creación.