Edmundo Rivero - Pan (1953) Tango de Celedonio Flores
Él sabe que tiene para largo rato,
la sentencia en fija lo va a hacer
sonar,
así -entre cabrero, sumiso y
amargo-
la luz de la aurora lo va a
saludar.
Quisiera que alguno pudiera
escucharlo
en esa elocuencia que las penas
dan,
y ver si es humano querer
condenarlo
por haber robado... ¡un cacho de
pan!...
Sus pibes no lloran por llorar,
ni piden masitas,
ni chiches, ni dulces... ¡Señor!...
Sus pibes se mueren de frío
y lloran, habrientos de pan...
La abuela se queja de dolor,
doliente reproche que ofende a su
hombría.
También su mujer,
escuálida y flaca,
con una mirada
toda la tragedia le ha dado a
entender.
¿Trabajar?... ¿En dónde?...
Extender la mano
pididendo al que pasa limosna, ¿por
qué?
Recibir la afrenta de un ¡perdone,
hermano!
Él, que es fuerte y tiene valor y
altivez.
Se durmieron todos, cachó la
barreta,
se puso la gorra resuelto a
robar...
¡Un vidrio, unos gritos!
¡Auxilio!... ¡Carreras!...
Un hombre que
llora y un cacho de pan...
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